EL SABOR DE LA LITERATURA

Mi casa está llena de libros. Me encantan los libros. Me como el lomo de todos los que están a mi alcance. Tengo que decir que tienen los más variados sabores. Hace unos días me comí una hoja de un libro que sabía a libertad y misterio. Dicen que de lo que se come se cría. Debe ser verdad, porque desde entonces me siento misteriosa y muy libre, corro por toda la casa y robo papeles de la papelera. Ayer robé uno en el que había escrito un poema. Me lo comí. Las metáforas tenían cierto olor a soledad pero al masticarlas me supieron dulces. Una vez le di un lametazo a un libro que por fuera parecía bueno, y se pegaron en mis bigotes algunas palabras adornadas que no me gustaron nada: estaban muertas. Las que verdaderamente me saben ricas son las palabras vivas, porque pueden elevarse y volar como un pájaro.